Titulo: Cada seis meses
Autora: Clara Duarte
Saga: Autoconclusivo
Autora: Clara Duarte
Saga: Autoconclusivo
Editorial: LaGalera
Numero de páginas: 360
Hana es esta chica medio coreana que reparte los pedidos del wok de sus padres, y Ro aparece de pronto. Ro es alta como Madrid y las farolas. La historia de Hana y Ro empieza así: una pelea. Un supermercado. La puerta rota de un baño sucio. Un piano electrónico y ocho plantas con nombre. Es cutre y torpe, como todo, pero es bonita. Es normal. Hana piensa: «esto podría durar para siempre». Hana se duerme el 31 de agosto. Cuando despierta, Ro no está. Ro no existe. Nadie la recuerda, nadie parece haberla conocido. Todo lo que tiene que ver con ella ha desaparecido, y la única que la recuerda ahora es Hana.
Tengo que reconocer que lo primero que me llamo la atención de esta novela cuando la vi por redes sociales fue sin duda su espectacular portada. Hacía un tiempo solía seguir a la artista, aunque le había perdido la pista, y cuando me crucé con este libro reconocí al instante el estilo de Greesty. A Clara como autora no la conocía más allá de haberme cruzado en varias ocasiones con algunas de sus publicaciones en twitter e instagram y es que no fue hasta más tarde que descubrí que tenía otra novela publicada, la cual aún no he tenido el placer de leer. Decidí investigar más a fondo a ver si me animaba o no a darle una oportunidad y todo lo que encontré al respecto me llamaba increíblemente la atención, incluso antes de su publicación. Una vez que empezaron a salir las reseñas no sabía muy bien qué esperarme; la gente parecía que odiaba o amaba el libro, no había termino medio. No fue hasta más adelante cuando una amiga leyó y me habló maravillas de esta historia que finalmente decidí que no podía seguir posponiendo su lectura. Poco tiempo después esta misma amiga me regaló una copia por mi cumpleaños y me puse manos a la obra.
Si la portada fue amor a primera vista, la premisa fue lo que terminó de convencerme de que tenía que darle una oportunidad. La historia es una especie de retelling del mito griego de Hades y Perséfone, pero si este tuviera lugar hoy en día. Haneul, o Hana como la conocen sus amigos, es una chica medio coreana que no sabe muy bien qué hacer con su vida. Estudia bellas artes en la universidad, reparte pedidos para el wok de sus padres y tiene un pequeño pero unido grupo de amigos. Todo eso cambia cuando un día de fiesta en Madrid conoce a Ro, la chica de la sonrisa luminosa amante de las plantas. Todo parece ir bien hasta que el 31 de agosto Hana se despierta y Ro ha dejado de existir para todo el mundo excepto para ella. ¿Se está volviendo loca? ¿Ha vivido meses engañándose a sí misma y Ro no es real? ¿O está todo el mundo equivocado y ella es la única cuerda? La narración está contada en primera persona desde el punto de vista de Hana, por lo que es fácil imaginarse lo que está sintiendo nuestra protagonista en todo momento. He leído varias reseñas que esto lo han visto como algo negativo, ya que les costaba discernir entre los personajes. Sin embargo, para mí ha sido algo que complementaba perfectamente la historia que nos estaba intentado transmitir la autora, ya que no he tenido problemas a la hora de entender o verme reflejada en los sentimientos de Hana, a pesar de lo extraño de su situación. Tampoco estamos ante una historia con grandes plot twists, aunque sí que nos encontramos con ciertos puntos de inflexión que aportan dinamismo y un final sorprendente.
Como ya he mencionado, no conocía la pluma de la autora y con esto también me he llevado una grata sorpresa. Entiendo perfectamente también porque hay gente a la que no le gusta, ya que el estilo de Clara es muy coloquial, con frases cortas, que a menudo se componen de una sola palabra. Vamos, no es el estilo poético o recargado que estamos acostumbrados a ver en la fantasía ni tampoco el estilo sencillo y sin florituras típico de la contemporánea adolescente. Es algo bastante novedoso que en ocasiones me ha recordado a E. Lockhart, aunque con un toque más directo. Pero sin duda lo que más me ha gustado es que los personajes mantienen el tipo de conversaciones que yo tendría con mis amigos, sin forzar, algo propiciado porque Clara y yo tengamos prácticamente la misma edad. En cuanto al ritmo, no puedo decir que sea exactamente vertiginoso, ya que sobre todo en los meses en los que Ro desaparece la historia se ralentiza, pero sí que es verdad que es una lectura amena que en ningún momento se te hace cuesta arriba. Estamos, además, ante una relación sáfica entre Hana y Ro, de la cual he disfrutado en todo momento. Es verdad que desde el principio hay una atracción entre ambas, aunque no lo consideraría instalove, ya que a pesar de esa atracción lo que es la relación romántica se va cociendo a fuego lento. También he disfrutado de las relaciones de amistad, aunque no hayan tenido tanto desarrollo. Por último, cabe destacar las menciones a temas relevantes para la juventud del 2021, como puede ser el consumo de drogas o las fiestas excesivas.
"Si las plantas tuviesen una voz dirían: ‘Las cosas grandes pasan los martes’. Pero la historia es que la conocí un viernes. Lo recuerdo. Fueron los calcetines”
En cuanto a los personajes, Hana es la protagonista absoluta, a través de la cual conocemos los sucesos del año en el que conoció a Ro. ¿Cómo describirla y que le haga justicia? Hana, la que siempre llega tarde. Hana, la que vive sin móvil. Hana, la que tiene la cabeza en las nubes. Me he sentido muy identificada con ella en cuanto al no saber muy bien qué es lo que quiere hacer con su vida y es que más allá de estudiar la carrera de Bellas Artes, Hanna no tiene muy claro qué es lo que pretende hacer con ese título. En muchas ocasiones se deja llevar por sus amigos y se ve metida en situaciones que quizá se podría haber ahorrado, pero eso es una de las cosas que la hace tan real a mis ojos. Con sus luces y sus sombras, en un personaje casi perfecto en el sentido de su propia imperfección y es que en ningún momento te la intentan vender como la típica protagonista única y diferente con la que es tan fácil encontrarse en los libros dirigidos a un público juvenil. Hana se lee de forma tan real que no me sorprendería cruzármela un día por la calle. Amiga de sus amigos, también me parece innegable que en ocasiones peca de un punto egoísta que le añade incluso más profundidad a su personaje. No diría que tiene una gran evolución en el transcurso de la novela, ya que estaría mintiendo, pero lo que es innegable es que sus sentimientos por Ro la hacen abrirse de una manera que al menos a mí me parecía impensable cuando comencé a leer.
En el otro lado de la balanza tenemos a Ro, nuestra Perséfone del siglo XXI. No diría que es el contrario exacto de Hana, pero sí que me parece que le aporta un sentimiento de calma que le viene muy bien en su vida. De alguna forma, Ro se convierte en ese faro, ese punto de luz constante en la vida de Hana. Ro, con su pelo corto, sus plantas y su piano. La que sonríe mucho y de forma abierta y que no dudaría en sacrificarse por aquellos que más quiere. Es indudable que la vida que le ha tocado vivir es caótica y complicada y aun así, ella no se cansa y sigue luchando por aprovechar esos seis meses de vida que le ha regalado el destino. Sin quejas ni lamentos. Me gustaría poder decir que me he identificado con ella pero la cantidad de matices que la componen me ha impedido incluso llegar a comprenderla del todo. Sin embargo, creo que sobra decir que entiendo perfectamente por qué alguien movería cielo y tierra para no perderla. En cuanto a los personajes secundarios, no hay muchos y de algunos no puedo hablaros para no hacer spoiler, pero lo que sí que puedo decir es que en general los he sentido muy reales y que en ocasiones me han recordado a mis propios amigos. Destacan Mía, mejor amiga y vecina de Hana, con la que tiene una relación de 'si tú saltas, yo salto' y es que estará ahí para ella en sus peores momentos y Alex, otro de los amigos de Hana con un historial complicado al que es imposible no cogerle cariño.
“¿Se puede querer besar a una persona desde antes de saber que existe?”
En definitiva, Cada seis meses de Clara Duarte nos presenta un retelling del mito griego de Hades y Perséfone en el que Hana y Ro se encontraran la una a la otra solo para perderse seis meses al año. Una historia tan real como la vida misma dentro de lo posible de la situación, claro, con unos personajes con los que es fácil sentirte identificada y que no te dejarán indiferente. Con una narración metódica y una pluma no hecha para el gusto de todos, Duarte ha conseguido posicionarse en mi lista de autoras nacionales a las que quiero leer cada ves que publiquen una nueva novela. Por mí parte, una lectura completamente recomendada para todos aquellos que quieran vivir una bonita historia de amor entre dos protagonistas con encanto propio.